Siento lo de tu suegra. Te pido disculpas si mi mensaje te ha moletado, no ha sido mi intención. Quiero aclarar que nunca he negado la gravedad de la pandemia. Es más, fui de los primeros en advertir de lo que se nos venía encima. En febrero, cuando se canceló el MWC y cuando aquí todo el mundo (políticos, periodistas y científicos) decía que esto era cómo una gripe fuerte, me di cuenta de que nos estaban engañando. Se lo dije a familia y amigos; incluso les pedí a mis alumnos que se fueran mentalizando para un trimestre en casa y también hablé en este sentido con la dirección de mi centro. Evidentemente me miraban cómo si estuviera delirando. Así que lo de marzo no me pilló por sorpresa. Tampoco me sorprendió la reacción de nuestros dirigentes: de negarlo todo a prohibirlo todo. De la misma forma, la segunda y tercera olas estaban cantadas. Al final las pandemias se acaban con la inmunidad de grupo, sea esta adquirida de forma natural o mediante vacunas. Pero casi todos nos vamos a contagiar antes de ser inmunes o cómo consecuencia de una mutación. Esto lo decían en marzo y ya se han olvidado de ello. Por desgracia algunos morirán. Así ha sido siempre y no parece que vaya a cambiar en el futuro próximo.

Lo que a mí me molesta es la respuesta que se está dando. En vez de explicar y confiar en la responsabilidad individual, imponen medidas que son en muchos casos absurdas y contradictorias y en todos intolerables desde el punto de vista del respeto a la libertad individual. En vez de apelar a la razón utilizan argumentos de índole falsamente morales. Bajo mi punto de vista, la libertad de movimientos, al libre uso de la propiedad privada, de velar y enterrar a tus enfermos y muertos, para aceptar o rechazar un tratamiento médico, ... están por encima de cualquier otra consideración y los ciudadanos no deberíamos tolerar las limitaciones que nos están imponiendo. Muchos están alabando ahora el comportamiento de las sociedades asiáticas. Pues yo me alegro de ser occidental y de que aquí el individuo sea más importante que el grupo; incluso si esto es contraproducente para luchar frente a una pandemia. En nuestra sociedad esto no puede funcionar. Es el eterno debate entre responsabilidad y libertad. Si no das libertad, tampoco puedes esperar responsabilidad. Y si das libertad tienes que asumir que no siempre la gente se va a comportar con responsabilidad. Pero ya seas gobernante o educador debes confiar en las personas.