2) Todo el trabajo de la junta de evaluación sería fácilmente sustituible por mensajes de correo o un grupo de whatsapp.
3) Las "decisiones" que se toman nunca son decisiones llevadas a cabo. Los problemas se repiten evaluación tras evaluación.
4) En la última evaluación se revela lo absurdo que es todo este proceso: compañeros que se han pasado horas quejándose de lo mal que van sus alumnos y de lo complicados que son, optan por resolver la problematica de 9 meses de trabajo en convertir 1 en 5 porque o "viene el inspector" o "no quiero problemas", o algo por el estilo.
Conclusión: como muchas cosas en esta profesión, esto es un paripé para hacernos los importantes, cuando realmente somos una guardería formada por profesores complacientes y poco profesionales.


